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La aplicación de toxina botulínica suele hacerse generalmente en el rostro con la finalidad de que se produzca parálisis muscular. La sustancia química conocida habitualmente como bótox, actúa sobre las células musculares y bloquea su actividad.
La toxina botulínica es una molécula que está presente en la naturaleza, la produce la bacteria Clostridium botulinum, y se utiliza para generar parálisis muscular y tratar enfermedades neurológicas relacionadas con la hiperactividad muscular.
En el campo de la medicina estética se utiliza el bótox para evitar que ciertos músculos se contraigan, lo que bloquea o minimiza su capacidad de movimiento. Modulando así los movimientos de la piel y evitando la formación de las arrugas.
¿Dónde se inyecta la toxina botulínica?
La aplicación de la toxina botulínica se debe realizar en el tercio superior de la cara, es decir, en la frente, el entrecejo y las patas de gallo. Comienza a hacer efecto hasta el tercer o cuarto día después de la aplicación.
Legalmente, el bótox solo se debe aplicar en dicha zona del rostro, aunque algunos doctores lo utilizan para tratar las arrugas de alrededor de la boca o del cuello, pero no existen estudios formales de la aplicación de bótox en la zona baja del rostro. Podrían obtenerse resultados satisfactorios, si es que lo garantiza un profesional certificado con experiencia en este tipo de aplicación.
La toxina se aplica en la cara mediante microinyecciones en una serie de puntos sobre los músculos concretos en los que se quieren reducir las arrugas. Las inyecciones se hacen con una aguja delgada de manera indolora, ya que previamente se coloca una crema anestésica en los puntos a tratar. La aplicación dura 15 minutos.
¿Cómo funciona el bótox?
El bótox actúa sobre las arrugas dinámicas, es decir, aquellas que se producen por movimientos repetitivos. Se paraliza en mayor o menor medida la actividad de ciertos músculos, limitando la mímica facial repetida y la formación de arrugas dinámicas.
El resultado de la aplicación de la toxina botulínica es que las arrugas de expresión no sean tan notorias, ya que se suavizan poco a poco, y el paciente consigue una expresión más relajada y natural.
El bótox además de paralizar los músculos que producen las arrugas, nutre la piel y aumenta su grosor gracias al colágeno, la elastina y el ácido hialurónico que se produce durante los meses que se tiene el bótox en el rostro. La gesticulación reducida permite que las proteínas regeneren la piel de manera más profunda y al mismo tiempo retarda la formación de las arrugas.
Con el paso del tiempo la toxina botulínica va perdiendo su efecto, después de cuatro meses, y a los seis ya no estará. Después de ese tiempo el músculo recupera su actividad, las arrugas regresan, y se tiene que aplicar nuevamente el tratamiento.
El costo de la toxina botulínica en México puede variar entre los $3,500 y los $7,500 pesos mexicanos, al comprarla en una clínica certificada o a un profesional de la salud.
Complicaciones de la aplicación de toxina botulínica
La toxina botulínica no suele tener efectos secundarios, sin embargo, se pueden producir problemas asociados a las infiltraciones de bótox en el rostro debido a una mala aplicación por parte del personal mal capacitado o poco preparado. Algunos de los efectos secundarios del bótox en la cara que se pueden producir por una aplicación incorrecta son:
– Caída del párpado superior del ojo
– Pérdida total de gesticulación facial
– Imposibilidad de cerrar completamente uno o ambos ojos
– Exceso de lagrimeo o síndrome de ojo seco severo
– Urticaria o irritación
– Dolor de cabeza y náuseas
– Cuando se aplica incorrectamente en la zona del cuello se puede producir pérdida de sensibilidad, dificultad para tragar y tos.
Es indispensable que se aplique la toxina botulínica por un especialista en una clínica certificada y reconocida, para reducir los riesgos. Además antes de aplicar la sustancia se debe hacer un estudio minucioso.
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